Antes de ponerme de lleno con él, voy a contar un poco la historia de como ha sido considerado como un hongo, que es bastante interesante.
Todo comienza en el año 1910 con Antonio Carini. Observó unos quistes en el pulmón de
ratas infectadas en 1910. Queriendo confirmar qué era, le mandó
preparaciones histológicas a su colega Charles Laveran en París.
Antonio Carini |
Charles Laveran |
Dos de sus discípulos, que se encontraban estudiando ratas infectadas, observaron quistes similares a los que mandó Carini en las ratas que
estaban estudiando. Dedujeron que era un nuevo microorganismo
descubierto y le dieron el nombre de Pneumocystis carinii. Pneumo- por
su tropismo por el pulmón; -cystis por su forma de quiste,y carinii en honor a Antonio Carini.
No se le dió mucha importancia hasta que no pasó una generación entera.
En 1938, Ammich y Benecke reconocieron una forma de neumonía de origen
desconocido que afectaba típicamente a niños prematuros y malnutridos,
la cual se denominó neumonía intersticial de células plasmáticas.
Pasaron diez años hasta que tres investigadores checos, Vanêk, Jírovec y Lukes hallaron la etiología de esta forma de neumonía.
En los años 70, con el boom de la quimioterapia y la radioterapia para el tratamiento del cáncer empezaron a aparecer numerosos casos de neumonía asociada a Pneumocystis.
Ya se empezaba a intuir que Pneumocystis afectaba a gente con inmunodepresión por diversos factores.
En los primeros años de 1970, se hicieron los primeros estudios con anticuerpos de ratas.
Se vió si los anticuerpos procedentes de suero de ratas infectadas con
Pneumocystis reaccionaban con Pneumocystis obtenidos de humanos. Los
resultados fueron inesperados, ya que no reaccionaban con el de humanos,
pero sí que lo hacían con otros que procedían de ratas.
Esto llevó a Frenkel en 1976 a deducir que las dos especies eran
distintas, a pesar de no poseer diferencias morfológicas distinguibles.
El nuevo nombre propuesto fue Pneumocystis jirovecii en honor al
científico checo Otto Jirovec.
Frenkel |
Otto Jirovec |
Desde su descubrimiento, la clasificación taxonómica de Pneumocystis dió
numerosos quebraderos de cabeza. Fue considerado protozoo durante
muchos años por numerosas razones:
1) Ciclo de vida y características similares a los hongos.
2) Resistencia natural a los antifúngicos.
3) Respuesta al tratamiento con pentamidina.
La primera evidencia molecular de que era un hongo fue aportada por
Edman y otros en 1988. Estos investigadores encontraron que la secuencia
nucleotídica del gen 16 S del ARN ribosómico presentaba mayor similitud
a los hongos.
Aparte de esto, también comparte otras características con los hongos:
1) Posee un tercer factor de elongación en la síntesis proteica.
2) La timidilato sintasa (TS) y la dihidrofolato reductasa (DHFR) en Pneumocystis son dos enzimas diferentes.
3) Ausencia de estructura para fagocitar.
4) Ausencia de estructura para la motilidad.
Por todo esto, Pneumocystis jirovecii fue considerado finalmente un hongo atípico. Curioso, ¿verdad?
Puesto en escena un poco su historia, hablemos del resto.
Pneumocystis jirovecii es un hongo atípico, extracelular, ubicuo,
unicelular, no cultivable y con marcado estenoxenismo. Usualmente se
encuentra restringido a los pulmones, aunque se ha demostrado su
presencia en otras regiones del cuerpo.
Se han registrado casos de neumonía por P. jirovecii (PCP) en todos los
continentes, excepto en la Antártida.
Durante los primeros años de la epidemia de SIDA se estima que existían
20 casos de PCP por 100 personas/año; sin embargo, desde la entrada de
los antirretrovirales la incidencia de la neumocistosis ha disminuido y ahora se estima en
10 casos por 100 personas/año, 50 % de los cuales se encuentran
infectados por VIH.
Otras causas frecuentemente relacionadas con la infección por P.
jirovecii son pacientes con enfermedades hematológicas o con presencia de tumores sólidos y transplantados.
La identificación del ADN de P. jirovecii mediante PCR, en muestras de
personas sin manifestaciones clínicas ni radiológicas de neumonía, ha
permitido concluir que P. jirovecii es un organismo que puede colonizar
las vías respiratorias altas, sin producir patología. Esto es importante,
porque esas personas pueden actuar como fuente de contagio y transmitir
P. jirovecii a individuos susceptibles, en quienes la enfermedad puede
ser progresiva y mortal.
Tanto la forma infectiva como el modo de trasmisión no han sido bien esclarecidas por el momento. La teoría
más aceptada en el modo de transmisión es mediante una infección
exógena, más que por una reactivación endógena.
Además, la forma infectiva no ha sido bien esclarecida, pero se baraja
la hipótesis de que su modo de transmisión es como la tuberculosis: entre individuos y
por vía aérea.
El ciclo de vida de Pneumocystis alberga tres formas: las tróficas
(siendo la forma más abundante en el pulmón del paciente infectado), las
esporocíticas y los quistes maduros.
P. jirovecii infecta y reside casi exclusivamente en la superficie de
los alvéolos pulmonares en donde las formas tróficas, a través de sus
filópodos e integrinas del hospedero, se adhieren específicamente a los
neumocitos tipo I y se nutren del líq. alveolar y otras células.
Debido al bajo número de céls. T CD4 se genera una respuesta
inflamatoria no controlada que culmina en la génesis de daño alveolar
difuso con alteraciones en el intercambio gaseoso y en casos graves,
desarrollo de insuficiencia respiratoria aguda.
El cuadro clínico suele ser de evolución subaguda e insidiosa. Se caracteriza por tos no
productiva gradualmente progresiva, fiebre y disnea. La fatiga es uno de
los principales síntomas, mientras que el dolor torácico, los
escalofríos y la sudoración nocturna son menos frecuentes.
En el examen físico se identifica taquipnea, taquicardia, cianosis y a
la auscultación, crepitaciones finas.
Diagnóstico: Las más utilizadas son la inmunofluorescencia directa en
busca del antígeno (con una Sensib=100% y una Espec.=96%) y la PCR.
Tratamiento: Una característica estructural de interés y que lo
diferencia del resto de los hongos, es la presencia de colesterol en la
membrana celular. La ausencia de ergosterol explica su resistencia
natural a la anfotericina B y a los azólicos.
El esquema primario de elección para el tratamiento y para la profilaxis
de la PCP, independientemente de la gravedad, es el
trimetoprim/sulfametoxazol acompañado de corticosteroides para disminuir
la posibilidad de insuficiencia respiratoria.
¡Y hasta aquí el hilo!
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