lunes, 29 de julio de 2019

Giardia lamblia


Trofozoito de G.lamblia vista al microscopio electrónico

Giardia lamblia, intestinalis o duodenalis es un protozoo flagelado descubierto en 1681 por Antonie van Leeuwenhoek en sus propias heces. Es causante de enfermedades diarreicas esporádicas, endémicas y epidémicas en todo el mundo.

Afecta a individuos de todas las edades, pero toma especial relevancia en niños pequeños y en pacientes inmunocomprometidos. Es especialmente común en zonas con malas condiciones sanitarias y con un tratamiento del agua deficiente. En estas zonas, la prevalencia oscila entre un 20-40% , siendo la tasa de infección más alta en los niños menores de 5 años. Es el tercer agente más común de enfermedad diarreica en niños, solamente por debajo del rotavirus y de Criptosporidium spp.

En España también se producen casos. En 2016 doce comunidades autónomas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla notificaron 2.063 casos de giardiasis. Además se notificaron 38 casos importados.

Haciendo una evolución temporal de la enfermedad, se obtuvo el siguiente gráfico:



Se observa un descenso desde 2012 a 2015 con un ligero repunte en 2016. La mayor incidencia se produjo en niños entre 1 y 9 años.


Además, cinco CCAA notificaron 12 brotes de giardiasis en 2016. Once de ellos ocurrieron en el hogar y uno en una guardería. En los brotes que tuvieron lugar en el ámbito familiar se produjeron un total de 27 casos, el tamaño de los brotes osciló entre dos y cuatro casos. En el brote ocurrido en una guardería se produjeron 27 casos. 

Los datos los podéis consultar aquí:
-http://gesdoc.isciii.es/gesdoccontroller?action=download&id=25/01/2019-d8ee271b6f 


La infección se produce a través de los quistes de G.lamblia que es la forma infectiva del parásito. Hay 3 modos de transmisión: a través del agua, alimentos o por transmisión de persona a persona fecal-oral.

El ciclo del parásito es muy sencillo. Comienza con la ingestión de quistes infecciosos. Atraviesan indemnes el estómago llegando al intestino delgado proximal, donde se desenquistan y se convierten en trofozoitos. Gracias a su disco de succión, se adhieren a la mucosa del duodeno y del yeyuno sin llegar a invadirla.
Los trofozoitos que no fueron capaces de unirse al intestino delgado se mueven hacia el instestino grueso donde comienza la fase de enquistación. Parece ser que estímulos como las sales biliares favorecen este proceso.
Los quistes son excretados con las heces para comenzar de nuevo el ciclo. Cuando hay una diarrea, los trofozoitos también pueden ser encontrados en las heces.


Algunas características de trofozoitos y quistes son las siguientes:


  • Trofozoitos: miden entre 9-21 μm de longitud y 5-15 μm de ancho. Tiene una superficie dorsal convexa y una ventral plana, que contiene el disco, que con frecuencia se denomina disco de aspiración o adhesivo. Cuenta con cuatro pares de flagelos dirigidos hacia la parte posterior, implicados en el movimiento y posiblemente en el anclaje. Tienen dos núcleos y se dividen por fisión binaria. No son capaces de aguantar mucho tiempo en el medio ambiente.
  • Quistes: miden entre 10-14 μm de longitud. Tienen 4 núcleos y constituyen la forma de resistencia y diseminación del parásito, pudiendo sobrevivir en ambientes húmedos hasta 3 meses.

El agua constituye una de las fuentes de transmisión más grandes de giardiasis. Los quistes soportan muy bien el agua fría, produciendo grandes brotes diarreicos en excursionistas que beben agua de lagos, arroyos etc sin filtrar ni hervir. Aunque la halogenación (p. ej., cloro e iodina) sola es suficiente para destruir los quistes de G. lamblia, algunas variables importantes, como la temperatura del agua, la claridad, el pH y el tiempo de contacto, alteran la eficacia del cloro y puede que sean necesarias concentraciones mayores de éste (4-6 mg/l) . Por tanto, además de la cloración, los suministros de agua pública destinados al consumo se deberían someter a coagulación/floculación, sedimentación y filtración.


La transmisión de la giardiasis a través de los alimentos puede ocurrir a través de la ingestión de alimentos crudos o poco cocidos contaminados con quistes.

La transmisión de persona a persona puede ocurrir en entornos en los que hay incontinencia fecal y contacto físico frecuente entre un elevado número de niños, como por ejemplo, en guarderías. El riesgo de adquisición y transmisión es mayor para los niños pequeños que todavía no están entrenados para usar el baño; estos niños también pueden servir como fuente de casos secundarios dentro de los hogares. 


Las manifestaciones clínicas tienen un espectro clínico variable, pero se pueden dividir en tres principalmente: eliminación asintomática de los quistes, una diarrea aguda autolimitada y un síndrome crónico con diarrea, mala absorción y adelgazamiento. En una población no endémica, se estima que entre el 5-15% de las personas se convertirán en eliminadores asintomáticos de quistes, el 25-50% sufrirán un síndrome diarreico agudo y el 35-70% restante no presentarán rastro alguno de la infección. 

El periodo de incubación suele ser de una o dos semanas antes de la aparición de la clínica. Una giardiasis aguda sintomática se caracteriza por diarrea, malestar, heces grasas y malolientes, dolor abdominal y flatulencia principalmente.

La giardiasis crónica puede seguir a la fase aguda de la enfermedad o puede desarrollarse en ausencia de una enfermedad aguda antecedente. Se caracteriza por heces sueltas pero generalmente no diarrea, esteatorrea, pérdida de peso profunda (10 a 20 por ciento del peso corporal) y malabsorción. Las manifestaciones pueden aparecer y desaparecer durante muchos meses y puede afectar el crecimiento y el desarrollo en niños.


Para el diagnóstico se pueden utilizar ensayos de detección de antígenos, ensayos de detección de ácido nucleico y microscopía de heces. La técnica más sensible y específica es la PCR.

El tratamiento de elección es el tinidazol (2g en dosis única). Otras alternativas son el metronidazol (250 mg cada 8 h × 5-7 días) y la nitazoxanida (500 mg cada 12 h × 3 días).
Los efectos adversos de tinidazol y metronidazol son parecidos: gusto metálico, náuseas, mareos, cefalea y, en raras ocasiones, neutropenia reversible, neuropatía periférica o convulsiones. Cuando se toma con alcohol puede producir efectos similares al disulfiram.

La prevención de la giardiasis pasa por un manejo adecuado y tratamiento del agua empleada en las comunidades y una buena higiene personal individual.
Los viajeros que van a zonas del mundo de bajo nivel económico o a la naturaleza deberían considerar toda el agua potencialmente contaminada. Hervir el agua suele ser eficaz para destruir todos los quistes de los protozoos; cuando se está en grandes alturas es suficiente hervirla durante un minuto. Cuando no es posible hervir el agua, la halogenación suele resultar eficaz frente a Giardia, pero Cryptosporidium es resistente. Se debería incrementar el tiempo de contacto cuando el agua está fría y la concentración de halógeno se debe aumentar para el agua turbia. Se pueden emplear filtros de agua personales. El agua filtrada también se debería halogenar para destruir los virus entéricos si se consideran un riesgo. Los alimentos crudos que pueden haber sido lavados o preparados con agua contaminada también se deberían evitar.

Y eso es todo. Os voy a dejar unos cuantos enlaces interesantes. Un abrazo y hasta la próxima.

Fuente de las imágenes:
-https://www.cdc.gov/dpdx/giardiasis/index.html
-https://es.wikipedia.org/wiki/Giardia_lamblia

Enlaces interesantes:
-http://gesdoc.isciii.es/gesdoccontroller?action=download&id=25/01/2019-d8ee271b6f
-https://seimc.org/contenidos/ccs/revisionestematicas/parasitologia/Giardia.pdf
-https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3502312/